Érase una vez....

  

en un bosque donde habitan hadas, pequeños animales y algún que otro lobo, existe una pequeña cabaña. Se trata de un lugar mágico en el que los juguetes cobran vida y un monito llamado Ticumiku que siempre abre la puerta.

  

Las ramas del señor Árbol son el principio de cientos de juguetes. Él nos da las que ya no quiere cuando decide cambiar de vestido. Nos gusta recogerlas junto a casa porqué nos parecen las más bonitas del mundo. Nos encanta inspirarnos en todo aquello que vemos desde la ventana de la cabaña: flores, plantas, frutas o animales. 

  

En la cabaña mimamos cada pieza, una capa de amor y una pincelada de alegría. Con nuestras manos les damos forma y las bañamos con aguas de colores y aceites naturales para que podamos morderlas sin que nos pique la lengua. Cuando el juguete ya sonríe, eliminamos aquello que entristece y hace daño y los acariciamos para que al compartirlos sea un pequeño mimo en los mofletes. Y solo nos falta silbar bien fuerte para que un pajarito os lo traiga volando a casa. 

  

Nuestro deseo es que la magia que se crea dentro de nuestra cabaña pueda llegar a todos los niños para que jueguen, creen y aprendan a lado de Ticumiku.

 

ticumiku